Por lo general el control de esfínteres se convierte en un tiempo de angustia y tensión familiar, y hasta en una especie de batalla con nuestros hijos. En realidad es un gran paso en el desarrollo, la madurez y la autonomía del niño, por lo cual debe darse respetando el proceso normal de cada uno. Si bien es cierto que existen diferentes teorías acerca de la edad idónea en la que debe iniciarse con el entrenamiento, la más aceptable, por tener bases científicas, es aquella que nos establece como una edad ideal entre los 22 a 24 meses para las niñas y entre los 24 y los 30 meses para los niños, ya que es en este tiempo cuando el músculo de los esfínteres tanto anales como uretrales logran su madurez. Primero debemos comenzar dejando al niño percibir sus sensaciones, descubrir sus movimientos intestinales, así como el sentir llena su vejiga y por supuesto el producto de estas mismas sensaciones. Tanto padres como hermanos deben hacer uso del baño con el fin de que el niño vaya descubriendo para qué sirve y cómo se utiliza. Es recomendable comprar un baño portátil para que inicie con el entrenamiento. Hay que permitirle tocarlo, ponerle estampas, jugar con éste y hacerle sentir que le pertenece. Jueguen a que un muñeco o peluche se sienta en el inodoro portátil, y aprovecha para enseñarle cómo se sienta y todo lo que implica ese momento.
Trata de asociar el hecho de ir al baño con algo placentero, tal como leerles un cuento o cantar una canción.
Cuando logres que el niño se siente en el baño portátil, entonces es momento de iniciar quitándole el pañal, para posteriormente iniciar con una rutina. Conviene sentarlo un rato, poco tiempo después de haber desayunado o comido, aunque no tengamos una respuesta positiva. También hay que estar atentos a los indicios que marquen la necesidad de tu hijo de ir al baño o cuando “se haya hecho” para que relacione el evento con el lugar, pedirle que se quite su ropa sucia y la coloque en el lugar que tú ya tendrás predestinado para este evento, así como que se siente un tiempo más por si quiere terminar y deberá esperar a que lo limpies. Posteriormente pídele que vaya por su ropa interior, la cual deberá estar colocada en cajones bajos al alcance del niño, de tal manera que se haga responsable del efecto de no haber utilizado el baño.
Una vez iniciado el proceso necesitas estar tranquila y relajada, ya que puede llevar días o semanas dependiendo de tu disposición y la de tu hijo. El proceso completo de quitar el pañal de día y de noche y no vivir más accidentes, en realidad lleva meses.
Consejos prácticos para dar inicio al control de esfínteres
- Observa si tu hijo despierta de algunas siestas seco, si sabe bajarse y subirse los pantalones solo, así como si puede comunicarse con algunas palabras para expresar que quiere ir al baño o que está molesto porque se encuentra sucio.
- Debes ser un modelo mostrando al pequeño como entras al baño.
- Compra un baño portátil, permite que el niño juegue con éste y lo sienta suyo.
- Muéstrale a través de juegos y con sus muñecos cómo ellos mismos pueden ir al baño.
- Habla con tu hijo y dile que ya se irán los pañales porque ya es grande y ahora utilizará un calzón.
- A la primera señal o cuando ya “se haya hecho” llévalo al baño a que termine o a que inicie.
- Pídele que él mismo se cambie y deposite la ropa en el lugar asignado, así lograrás que se responsabilice durante el proceso.
- No lo regañes, ten calma y sé tolerante.
- Utiliza estrategias como colocar bolitas tipo donas dentro del inodoro y jugar a que las mojarán, o colorante azul en el agua para hacer magia cuando caiga la orina y se modifique el color.
- Si tu hijo presenta síntomas de estreñimiento, dale una comida rica en fibra, ya que con el entrenamiento podría acentuarse la dificultad para evacuar.
Es importante evitar el inicio del control de esfínteres:
• Cuando hay un cambio de casa.
• Cuando está por nacer un hermanito
• Cuando acaba de nacer un hermanito.
• Cuando se acaba de entrar a la escuela.
• Cuando se presenta una situación de conflicto en casa.
Respeta el proceso de tu hijo y no lo compares con otros niños, no olvides que estás acompañando a tu hijo en el camino a su independencia.
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