El mayor riesgo de que un bebé muera como consecuencia del síndrome de muerte súbita infantil, si su madre fuma durante el embarazo, se debería específicamente al efecto de la nicotina.
Normalmente, si se produce una disminución del oxígeno en el torrente sanguíneo, el bebé despierta del sueño para poder respirar mejor.
Cuando se trata de un recién nacido, esta acción es impulsada por células especializadas de la glándula adrenal, que detectan la falta de oxígeno y responden emitiendo catecolaminas, que son hormonas como la adrenalina que tienen un efecto generalmente estimulante.
El estudio, que utilizó ratas y fue realizado por un grupo de científicos de la McMaster University en Hamilton (Canadá), demostró que la exposición a la nicotina perjudica la capacidad de esas células, conocidas como cromafines, para producir catecolaminas.
Los investigadores hallaron que la nicotina causaba una marcada reducción o pérdida de la sensibilidad a la disminución del oxígeno en las células cromafines de las ratas recién nacidas, impidiendo que reaccionaran ante un aumento de los niveles de dióxido de carbono en sus cuerpos.
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