Este proceso evolutivo es irregular, dándose momentos de grandes cambios en breves períodos de tiempo y que determinan la adquisición de habilidades en un lapso relativamente corto, que marcan momentos de grandes adquisiciones lingüísticas, y otros de transformaciones lentas en las que los logros del desarrollo se manifiestan de manera menos acelerada. Desde este punto de vista, el desarrollo del lenguaje y la asimilación de la lengua materna van a estar caracterizados por esta irregularidad, con estadios de grandes adquisiciones, y otros en los que se lentifica este proceso, lo cual ha de ser tomado en cuenta a la hora de organizar un sistema de influencias dirigido a posibilitar el desarrollo verbal.
El período sensitivo del lenguaje se enmarca dentro de estos primeros años de la vida, comenzando en el tránsito del segundo al tercer año de vida, y concluyendo alrededor del cuarto año, lo cual tiene una significación extraordinaria para el desarrollo del lenguaje oral, que constituye la base de todo el proceso de adquisición de la lengua materna. De igual manera hacia el quinto año están conformadas las estructuras básicas de la lengua, lo que permite un amplio desarrollo de la inteligencia lingüística, que es aquella que permite emplear de manera eficiente las palabras, bien sea de manera oral o escrita, para resolver los problemas que se le plantean al niño y la niña en su comunicación y actividad cognoscitiva.
Esto hace que a los fines del desarrollo, el surgimiento del lenguaje marque un hito, pues a partir de ese momento todos los procesos psíquicos están de una forma u otra influenciados por el lenguaje, y ya no es posible hablar de desarrollo sin que su presencia. El dominio de la lengua, particularmente de la lengua oral, posibilita en gran medida el proceso del conocimiento, pues si bien en los primeros años la acción y la imagen juegan un rol importante en el desarrollo psíquico, en la medida en que se avanza en edad, el habla y el pensamiento van a fundirse en una unidad dialéctica, el pensamiento verbal, que se vuelve predominante y es aquel que va a posibilitar la manifestación más plena de la inteligencia lingüística.
No es casual entonces, que la mayoría de los programas de educación infantil, dediquen una buena parte de su contenido al desarrollo del lenguaje, que sin embargo, requiere de un conocimiento profundo de sus particularidades evolutivas para que sean realmente efectivos. Desde este punto de vista no es infrecuente que dichos programas no se correspondan realmente con el decurso evolutivo del proceso de formación de la lengua, el cual es extraordinariamente complejo y requiere de una evidencia experimental sólida para organizar de manera apropiada el sistema de influencias educativas dirigido a su desarrollo.
Desde el momento que la lengua oral constituye la base del proceso de comunicación del individuo, su estimulación desde las etapas mas tempranas tiene una importancia crucial al desarrollo. No obstante, se requiere una caracterización buen fundamentada experimentalmente como la que se utiliza en el presente programa, para que la organización de las actividades y su incidencia en el desarrollo sea realmente efectiva.
El presente sistema de actividades, que comienza desde el mismo momento del nacimiento y se mantiene durante todos los años de vida hasta los seis años, sigue una progresión y complejidad que están determinadas por el curso evolutivo del proceso del lenguaje y asimilación de la lengua materna, y en este sentido muestra una correspondencia entre la organización del sistema de influencias educativas y el curso evolutivo del desarrollo, lo que posibilita una acción formativa más eficaz y un significativo nivel cualitativo en cada momento de este desarrollo. Como consecuencia, se favorece de manera científica la formación de la inteligencia lingüística, imprescindible para el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Se ha procurado circunscribirse al lenguaje oral, para evitar la no resuelta aún diatriba de si se debe o no formar las estructuras básicas del proceso de la lectura y la escritura en esta edad, cuestión todavía no resuelta y que concita grandes discursiones.
Al finalizar la edad preescolar, en lo que respecta al lenguaje oral, todas las estructuras básicas de la lengua están conformadas, y en este sentido, al término del sexto año de vida el niño y la niña han alcanzado un nivel de desarrollo de su lenguaje, que posibilita el proceso de aprendizaje sistemático de la lengua española en la escuela básica, y dotado de las posibilidades cognoscitivas que les han de permitir un desarrollo cualitativamente superior en todas las áreas del conocimiento.
El presente sistema de actividades constituye una vía efectiva para la consecución de estos logros del desarrollo, y que van mas allá de la simple asimilación de la lengua, para constituir un medio del desarrollo psíquico general.
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