El Niño de Dos a Seis Años: La Imitación

Alrededor de los cinco años, los niños comienzan a integrar la realidad en su mundo. Observan aquello que tienen a su alrededor y quieren ponerlo en práctica empleando la imitación, y de esta forma adquirien conocimientos y habilidades. Imitación y simulacro
	Imitación diferida: Ya no necesita que un objeto o una persona esté presente para poder imitarla, por ejemplo, puede imitar el ladrido de un perro sin que el perro esté delante.
	Simulacro: Se puede entender como el ”hacer las veces de…”. Está muy relacionado con el juego simbólico, en el que el niño se monta sobre una escoba como si ésta fuera un caballo, o simplemente busca situaciones reales y se pone en el lugar de otros (jugar a papás y mamás, a los médicos, a la guerra…)
La imitación es la base del aprendizaje, así el niño va haciéndose partícipe de distintas situaciones y las integre en su conocimiento. La adquisición del lenguaje y su perfeccionamiento, va a depender en gran medida de la capacidad de imitación del niño. De esa forma también aprende a relacionarse con los demás, a vivir en sociedad, a entender la realidad… Por tanto, es conveniente que se creen situaciones en las que el niño pueda poner en práctica esta capacidad de imitación. De esta manera, si se pretende que el niño aprenda a cruzar un paso de peatones, además de decirle que debe mirar hacia la derecha y hacia la izquierda, hay que realizarlo para que lo vea. Una vez observado, comprenderá mejor el concepto y lo realizará igual que la persona que le sirve de modelo. Tras haberlo ejercitado en varias ocasiones, el niño lo integrará como una acción natural. Finalmente, hay que señalar que vista la importancia de la imitación, es necesario que las personas que sirven de modelo al niño (padres, familia, profesores…) actúen consecuentemente con lo que pretenden lograr en el niño. Por esta razón, si el objetivo es que el niño sea honrado y no mienta, éste debe observar conductas que promuevan la honradez.