Casi nueve de cada 10 excedencias por razones familiares están motivadas por la crianza de los más pequeños. El resto para el cuidado de mayores o dependientes.
Por ambas razones, en conjunto, 40.237 empleados (el 10% funcionarios) se alejaron de sus puestos de trabajo algún tiempo a lo largo de 2007, y 2.327 eran hombres, según datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
El número de asalariados que se acogen a estos permisos aumenta cada año, y más entre "ellos", aunque siguen siendo muy pocos.
Las cifras totales se incrementaron un 21% entre 2005 y 2007, período en el que los hombres que optaron por ocuparse de los hijos han pasado del 3,3% al 4,3%, mientras que la proporción de los que se retiran voluntariamente por atender a otros familiares es mayor, un 15%, porcentaje estable en los tres años consultados.
Por comunidades, en 2007 fueron los empleados de Madrid (8.903), Cataluña (5.453), C.Valenciana (5.179), Andalucía (4.438), Castilla y León (3.423), País Vasco (2.398), Murcia (1.989), Castilla-La Mancha (1.660), Aragón (1.537), Navarra (1.483) y Baleares (1.086), los que más se acogieron a estas licencias por obligaciones familiares. A continuación, Canarias (678), Galicia (599), Extremadura (399), La Rioja (377), Asturias (321) y Cantabria (288).
El acceso de la mujer a mejores empleos, la maternidad tardía, cuando puede primar más la vida personal que la laboral, o algunas mejoras por la Ley de Igualdad -mantenimiento del puesto de trabajo y cómputo del tiempo como periodo cotizado-, pueden influir en el aumento de solicitudes, pero la responsabilidad familiar está, a todas luces, muy lejos de un reparto igualitario.
Falta conciencia social -todavía más de un 30% opina que la mujer debe trabajar menos que los hombres para dedicarse con mayor intensidad a los suyos- pero también ayudas.
Es la queja de quienes se plantean hacer una pausa laboral para vivir de cerca el crecimiento de sus bebés, o cuando éstos requieren atenciones especiales, en general empleados entre 30 y 40 años y con antigüedad en la empresa.
¿Estás en paro?
"Hay que echar cuentas, prescindir de un sueldo, aplazar proyectos como cambiar de casa o coche y tirar de los ahorros: calculo que me ha costado unos 12.000 euros, pero ha valido la pena", declara V.Navarro, 40 años y padre de dos hijos, después de seis meses entregado a Nicolás, el más pequeño.
"Con mi primer hijo estaba plenamente dedicado a mi profesión y ni me lo planteé. Me arrepentí. Cuando nació el segundo, decidí que no podía perdérmelo", señala.
"¿Estás en paro?", le preguntaban en el parque donde, a diario, con su niño, coincidía con madres y cuidadoras de otros bebés. Los abuelos también desconfiaban de que pudiera hacerlo bien.
La experiencia fue "estupenda" y ha enlazado con una reducción de jornada. Una de las mayores satisfacciones -dice- es cuando Nicolás, "al vernos, me echa los brazos a mí, en vez de a su madre". Otra, oír las alabanzas de la pediatra sobre lo bien que le cuida.
Una vivencia así te "abre los ojos", asegura. "Permite ver que tu profesión no es tan importante, a no ser que sólo vivas para ello, y lo duro que es el trabajo de la casa. Un no parar". "Y no tiene por qué suponer un paso atrás", responde desde su mesa de trabajo.
Pero no siempre es así. El embarazo es el primer riesgo laboral para la mujer, y en muchos casos visto como un obstáculo para desarrollar la carrera profesional, en particular por las del sector privado (32,8%) y las autónomas (32,5%), mientras que las funcionarias se sienten menos afectadas (23,4%), según la última encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo.
Entre los empresarios, un 40% reconoce juzgar como menos comprometidos a quienes se acogen a medidas de conciliación, según un estudio del IESE. Sólo un 17% son comprensivos con los empleados que dan prioridad a su familia.
Desigualdades
Los permisos retribuidos por maternidad y paternidad, los 2.500 euros por nacimiento, y las políticas que empiezan a aplicar algunas empresas y comunidades autónomas, ayudan en la difícil conciliación familiar y laboral.
Pero el hecho es que además de sufrir mayor tasa de paro, temporalidad, precariedad y diferencia salarial, es la mujer la que suple la falta de infraestructuras sociales.
Ellas fueron también en 2007 el 98,6% de ocupados a tiempo parcial por la atención de niños y dependientes y el 96,4% de quienes no buscan empleo por razones familiares, según el Instituto de la Mujer. Y a la hora de compensar la falta de ingresos, hay desigualdades.
Siete comunidades -Navarra, La Rioja, Baleares, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Galicia y País Vasco- otorgan ayudas, desde 3.000 a 8.700 euros, para excedencias o reducción de jornada por el cuidado de menores y las tres últimas aplican una discriminación positiva, con cantidades más altas para los "padres", buscando su implicación.
Un hombre con excedencia en el País Vasco recibirá 3.000 euros anuales, y 2.400 si es la madre. Hay otras asignaciones para reducción de jornada, con iguales diferencias entre ellos y ellas, sin límite de ingresos.
Galicia tiene una ayuda exclusiva para hombres y familias monoparentales, un pago único entre 2.400 y 3.600 euros anuales por reducción de las horas de trabajo, y por un máximo de ocho meses.
La retribución en Castilla-La Mancha es de 600 euros mensuales, hasta un máximo de 3.000 euros para los que dejan el empleo, y entre 100 y 400 si disminuye la jornada. Los importes se elevan en un 50% para padres y víctimas de violencia de género.
Castilla y León adjudica más puntos a los progenitores que solicitan ayudas: casi 7.000 euros en excedencias con carácter general, y más de 8.700 si es familia numerosa, monoparental, parto múltiple o adopción.
Los Gobiernos de La Rioja, Navarra, Baleares otorgan también subvenciones, iguales para hombres y mujeres, en función del tiempo de excedencia, disminución de la jornada o número de hijos. Murcia tiene previsto aprobar ayudas en este ejercicio.
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