En todo caso el chupete no es un objeto muy higiénico: se cae continuamente, sin olvidar los riesgos de contagio en la guardería o el colegio, donde los niños se pueden intercambiar el chupete fácilmente. ¡O incluso cuando la madre la mete en su propia boca para “limpiarlo” y dárselo después a su hijo!
Hay padres que tras escuchar a sus hijos llorar incansablemente al despertarse en cuanto dejan caer el chupete, acaban enseñándoles cómo chuparse el dedo, así evitan levantarse corriendo para volvérselo a meter en la boca.
Los dentistas y ortodoncistas no son muy adeptos de los chupetes. Aunque durante tiempo se había presentado como un objeto que podía reducir los riesgos de deformación dental, ahora el discurso ha cambiado.
El chupete no es para nada ergonómico a pesar de las promesas de los fabricantes. El pulgar es “más aceptable” pero si el niño chupa el dedo durante demasiado tiempo “la succión del pulgar ayuda a que el paladar se forme".
Pero en ambos casos, el pulgar o el chupete no son aconsejables, porque "todo cuerpo extraño impide que los los dientes se sitúen correctamente y puede provocar deformaciones de las estructuras óseas".
¿Cómo conseguirlo? Se debe hacer de forma progresiva. No es cuestión de quitarle el chupete de la noche a la mañana. Es demasiado violento, traumático e ineficaz. Habla con tu niño, explícale porqué es mejor que deje de usarlo. Proponle fijar una fecha para que lo deje definitivamente.
Para conseguirlo, hay que empezar por dejarlo durante el día, por ejemplo, nada de chupete en la guardería, ni para salir a la calle… lo usará sólo en casa, cuando esté cansado o para dormirse…
Si le resulta muy difícil separarse de su querido chupete, proponle guardarlo en tu bolso y dárselo en caso de urgencia. Recompensa sus progresos… ¡pero nada de golosinas! aunque no creas que sea necesario, una consulta al dentista puede ser determinante. Los consejos de un profesional harán que le resulten más creíbles tus consejos para que deje de chuparse el dedo o el chupete.
«Los padres tenéis que mostrarse inflexibles. ¡Si el niño no siente que realmente es importante dejarlo, no hará esfuerzos por separarse de él!»
En el fondo, la mejor forma de dejarlo es… ¡no empezar! Así que si puedes, no cedas a la tentación del chupete cuando nazca tu bebé. Es preferible un pañuelo de tela (se puede lavar y es más económico) y dale todo el cariño que puedas. El resultado merece la pena. ¡Sus dientes te lo agradecerán y además tu bebé ganará en seguridad!
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