El proyecto Col-diesis se basa en la "sinestesia", que es "la capacidad, al percibir mediante un sentido, de asociarlo con otro" ha explicado el profesor del departamento de Informática y Matemáticas de la UIB, Francisco Perales, responsable de esta iniciativa científica.
Color a un significado
"Se intenta demostrar neurológicamente que, en las personas dotadas de sinestesia, existen conexiones reales entre las áreas auditivas y visuales, o las áreas cerebrales del gusto y el olor", explica Perales, quien añade que se trata de "encontrar la asociación entre un sentido y otro, para que la persona pueda poner a cada color un significado", algo más sencillo en el caso de los invidentes porque "si una persona carece de un sentido, se potencia otro que permita crear esas asociaciones".
El equipo de la UIB ha trabajado desde octubre de 2007 en la creación de una batería de colores y de sonidos, asociados entre sí, analizando cuál es la respuesta óptima para que los niños ciegos puedan aprender conceptos que no ven. El punto de partida ha sido que, aunque la asociación es subjetiva y cada persona vincula un color a una nota musical distinta, "hay puntos comunes, como que todo el mundo asocia los colores claros a sonidos agudos y los oscuros a sonidos graves", según Perales.
Inteligencia artificial
El proyecto de la UIB combina neurología e inteligencia artificial al plasmar ese análisis en un pequeño ordenador musical. El dispositivo está dotado de juegos, como el que fue probado recientemente en la Feria de la Ciencia, con el que los niños van pintando un cuadro y en función de los colores que utilizan, van oyendo los distintos sonidos que generan.
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