El Síndrome de Asperger es un trastorno del espectro autista que afecta al desarrollo social de 1 de cada 300 trescientos niños.
Fue incluido por primera vez en los manuales de clasificación psiquiátrica de la DSM IV en 1994, de tal, que sigue siendo un gran desconocido para la sociedad en general. En la actualidad, el evidente desconocimiento de este problema es verdaderamente alarmante, pues contribuye a que la persona afectada no reciba la atención especializada que precisa tanto a nivel sanitario, como educativo y emocional. Con frecuencia, los diagnósticos son desacertados, como consecuencia de ello, una serie de niños afectados por autismo no son receptores de los programas educativos adaptados a sus necesidades especiales que precisan y que incidan en la adquisición de habilidades sociales las cuales les permitan establecer interacciones sociales correctas. Quienes sufren este trastorno del espectro autista no tienen afectada la inteligencia, es decir, que poseen una inteligencia normal, de tal, que a medida que crecen adquieren conciencia de ser diferentes.
Son socialmente torpes, ingenuos y crédulos.
Desconocen los códigos de conducta social.
No interpretan los gestos de comunicación no verbal.
Carecen de reciprocidad emocional.
Tienen un escaso contacto visual.
Se alteran fácilmente por cualquier cambio imprevisto en su rutina.
Interpretan el lenguaje de forma literal.
Son sensibles a determinados sonidos, olores, colores, sabores y texturas.,
Poseen intereses específicos.
Tienen afectada la coordinación motríz (dificutad para correr o caminar, hacer deportes, sostener un bolígrafo, lanzar una pelota ).
Emplean un lenguaje remilgado que muchas veces no comprenden.
Tienen alterada la prosodia motivo por el cual el tono de su voz es monótono y sin fluctuaciones o por el contrario, extremadamente agudo y chillón, gesticulan o hacen movimientos repetitivos cuando se encuentran ansiosos o inseguros.
Tienden a balancearse, caminar o hablar en voz alta,
Su pensamiento es visual.
No comprenden las bromas, mentiras, engaños, los enfados de otros, las reglas del juego en equipo, las intenciones y en general, tienen un severo déficit en habilidades sociales.
El aprendizaje social que en otros niños se produce de forma espontánea, los niños con síndrome de Asperger deben aprenderlos cognitivamente. Ya que desconocen las pautas que rigen la interacción social ignoran que su conducta siempre tiene un efecto en los demás.
Un diagnóstico a una edad temprana, así como recibir los apoyos, servicios, tratamientos, recursos y programas educativos adaptados a sus necesidades especiales es lo que sin duda va a contribuir a que estas personas consigan desarrollarse e integrarse plenamente en la sociedad así como en la comunidad a la que pertenecen, además de proyectarse profesional y laboralmente en igualdad de condiciones que cualquier otro ciudadano.
La apariencia física del niño con síndrome de Asperger es absolutamente normal, de tal, que su discapacidad no puede ser apreciada a simple vista. En conclusión, el síndrome de Asperger es una discapacidad invisible.
El proceso de aceptación para los padres de niños afectados por este trastorno del espectro autista es largo, doloroso y difícil.
Durante años, estos han acudido a distintos profesionales de la salud que pudieran explicarles el peculiar comportamiento del niño sin obtener ninguna clase de respuesta. La tardía inclusión de este síndrome en los manuales de clasificación psiquiátrica, la desinformación, la escasa bibliografía que existe sobre el tema, la ausencia de profesionales capacitados y especializados , así como la falta de apoyos, recursos, servicios, poca tolerancia e incomprensión a la que se ve sometida no solo la persona afectada sino su entorno familiar más cercano, influyen directamente en la integración social del niño, su de salud mental así como en la actitud que sus padres adoptarán a partir de un diagnóstico que cambia definitivamente las circunstancias de sus vidas. Es esta actitud la que les enfrenta a la difícil y dolorosa circunstancia de reconocer que un miembro de la familia sufre un trastorno de tipo crónico para el cual no existe cura, pero también lo que determina el futuro de la persona afectada.
Autora ; Eliana Pérez-Egaña, copyright 2005, todos los derechos reservados.
Presidenta de la Asociación de Asperger Cuenca.
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