
Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV); “para que el miedo se convierta en un trastorno, tiene que interferir en la vida normal del niño, producir un miedo intenso y hacerle vivir “mal”, es decir, que padezca un continuo sufrimiento”.
Los miedos infantiles tienen una evolución en función de la edad. A cada etapa se le puede asignar un tipo de miedo concreto. Es importante reconocerlos para poder eliminarlos.
A los 2 años. El niño tiene miedo a los animales, a los ruidos fuertes y sobretodo, a la separación de los padres y a lo que sea ajeno a su entorno familiar.
Entre los 3 y 4 años. Los animales, la oscuridad, las personas disfrazadas, el daño corporal, las enfermedades, los fenómenos sobrenaturales (tormenta,..), la muerte y la separación de los padres, son los miedos infantiles más comunes.
Entre los 5 y 6 años. El daño físico, los seres imaginarios, los animales, la oscuridad, la muerte y la separación de los padres se mantienen en estas edades.
SUPERAR LOS MIEDOS
La familia juega un papel elemental para que el niño supere este tipo de miedos. Ante todo, se debe evitar una actitud sobreproteccionista para favorecer la autonomía e independencia del pequeño.
Contar cuentos. Los cuentos son un recurso excelente para conseguir que los niños pierdan el miedo a los personajes ficticios y a los animales. Leerle una historia que sea divertida en la que aparezcan imágenes de animales o personajes irreales contribuye a que supere sus temores.
Un abrazo, darle la mano, un beso,... Son muestras de afecto que le ayudan a superar cualquier tipo de miedo, sobre todo, el de la separación de los padres.
Jugar. Es una de las actividades más placenteras de los niños. Pruebe a jugar a la gallinita ciega, a contar las estrellas,.. De una manera divertida conseguirá superar el miedo a la oscuridad.
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