EDUCACIÓN VIAL EN LA INFANCIA

MADRID.
La educación vial infantil es sin duda la gran asignatura pendiente en nuestro país en materia de seguridad en las carreteras. Y es que en nuestro sistema educativo no existe en ningún curso una asignatura sobre este tema.
Las últimas iniciativas del Gobierno: instalación de radares, carné por puntos y campañas publicitarias, han incidido en la última etapa de la siniestralidad, los accidentes. Sin embargo, no se está actuando en la etapa previa de formación de los ciudadanos en seguridad vial.
Como en otros campos, tenemos que mirar a los países del norte de Europa, Suecia por ejemplo, como modelo para nuestra sociedad. En este país, llevan más de 30 años de experiencia en formación vial de los niños. Durante algún momento de su etapa escolar, los más jóvenes reciben educación vial.
El año pasado, el responsable de Tráfico de este país nórdico, en una rueda de prensa con su homólogo español, habló de la fuerte concienciación de la sociedad sueca en esta materia. Asimismo, aseguró que la educación vial da sus frutos a largo plazo y que los más jóvenes interiorizan mejor las normas de conducta en general cuanto más pequeños son.
La prueba de que las medidas en el ámbito educativo dan su frutos la tenemos si comparamos las cifras de muertos del último año conocido, 2003. Mientras que en Suecia, con un parque de 4,5 millones de vehículos, se produjeron 529 muertos, en España, con 18,7 millones de automóviles, hubo 5.399 víctimas mortales.
Como muestra de esta preocupación, en Suecia se ha creado una ciudad inteligente en seguridad vial. Entre otras medidas, los ciudadanos que quieran conducir sus coches deben soplar a un dispositivo para que sus vehículos arranquen, evitando así que conduzcan bajo los efectos del alcohol.
En Alemania también hay iniciativas en esta materia. Aunque no existe una asignatura obligatoria, cada 'land' (región) distribuye materiales específicos para niños de todas las edades. Así se consigue llegar a todo el alumnado. El material que se distribuye incluye juegos como sopas de letras que logran captar la atención de los niños. En España también se distribuyen manuales, pero no llegan a todos los menores de edad ni a todos los colegios.
Todas estas ideas están recogidas en el programa 'Vision 0', impulsado por la Comisión Europea, que tiene como objetivo reducir el número de víctimas mortales por accidentes en carretera en un 50% de aquí a 2010.

La seguridad vial como asignatura obligatoria
Desde el club automovilístico CEA, se pone como ejemplo a Suecia y se solicita al Gobierno que se plantee la posibilidad de implantar una asignatura obligatoria de seguridad vial. Asimismo, el CEA reclama a la administración una mayor implicación en seguridad infantil.
Ante este panorama, los clubes de automovilistas han tomado la batuta y han desarrollado en los últimos años cursos y otras iniciativas dirigidas a los más pequeños. En estos cursos se intentan cambiar los roles de la vida real: que los padres circulen como peatones y los hijos como conductores.
Las ventajas de incluir la seguridad vial como una materia obligatoria en los colegios e institutos serían muchas. Por un lado, la escuela, por su función socializadora, es un lugar privilegiado para inculcar valores a los menores. Además, la infancia es la edad más adecuada para el aprendizaje.
Desde Attitudes, una organización creada por Audi para fomentar la educación vial, se sugiere incluso una planificación de las etapas para esta formación en tres ciclos para los chicos de entre 6 y 12 años. Además, se pide implantar una asignatura transversal, una posibilidad recogida por la LOGSE, para acabar con el vacío en este campo.

Educar también a los padres
Sin embargo, todos estos esfuerzos no serían suficientes sin la cooperación de los padres. Incluso los niños tienen claro que los adultos no respetan las normas de circulación. Al menos eso es lo que se desprende de un estudio realizado por el RACC entre niños de 6 a 12 años. Más del 65% de los menores afirma que no les gusta la velocidad y más del 96% la relaciona con el riesgo de sufrir un accidente. Otro dato llamativo es que el 40% asegura que cruzan el semáforo en rojo y, lo que es preocupante, generalmente iban acompañados por sus padres.
Por eso, es muy importante que la educación vial llegue también a los adultos, pues, según un estudio de Attitudes, es muy posible que el hijo de un padre infractor también lo sea.
La pasividad de la Administración estatal no impide que algunos ayuntamientos, a través de parques municipales de tráfico, desarrollen sus propias campañas.
En Madrid, la Policía Municipal realiza actuaciones en 570 colegios y en centros de menores conflictivos. El sargento de la policía dedicado a la educación vial, José Luis García Torres, asegura que hasta ahora han tenido una «buena acogida» porque los chicos «se identifican con la policía, quieren poner en práctica lo aprendido y corrigen a sus propios padres». Sin embargo, las administraciones locales tampoco tienen medios para llegar a los menores de 7 años.
En general, en los últimos años la seguridad se ha convertido en una auténtica obsesión para la Administración y para las firmas automovilísticas. De ahí que llamen muy especialmente la atención las carencias del sistema educativo en una materia como la formación vial.
JAVIER FERNAUD